La lucha contra la discriminación racial de los afrodescendientes es un propósito irreversible y multirracial
Hasta antes del inicio de este siglo, la invisibilidad y negación sistemática e histórica por los Estados de la población afrodescendiente generó los grandes rezagos que la afectan. Hoy, los afrodescendientes son reconocidos como sujeto colectivo de derecho internacional y se avanza en las áreas de justicia y desarrollo.
“Los afrodescendientes son los hijos de las víctimas que sobrevivieron a la trata transatlántica de esclavos y sus migraciones posteriores”, explica Pastor Elías Murillo Martínez, integrante del Foro Permanente de las Naciones Unidas sobre los Afrodescendientes.
En entrevista con Noticias ONU, el experto independiente agrega que, desde el punto de vista del proceso político y de construcción social, los afrodescendientes “son el conjunto de individuos, familias, pueblos, comunidades, que comparten una historia con unas pautas sociales y culturales que las distinguen de otros grupos étnicos y que están regidos en algunos países de manera parcial o total por legislaciones especiales”.
Los afrodescendientes forman parte de muchas sociedades y sus aportaciones a las mismas son incontables; sin embargo, han sufrido una discriminación y marginación históricas que la han colocado en una situación de vulnerabilidad y pobreza sistémica.
Así, fue hasta el inicio de este siglo cuando se les empezó a reconocer e incluir en la agenda internacional.
El Estado y la autonegación
Este retraso tiene que ver con el papel del Estado y con el peso histórico del racismo y la discriminación, que ha dado lugar a la negación y, peor aún, a la autonegación, con toda la complejidad que esto entraña.
Según las cifras de la ONU, basadas en los censos nacionales, en el continente americano – sin incluir el Caribe anglófono-, por ejemplo, hay 200 millones de personas que se autorreconocen como afrodescendientes, un número oficial que subestima la presencia de esta población.
“La autonegación es la herida más profunda que la esclavización dejó a los pueblos libres de América”, lamenta Murillo Martínez.
No obstante, considera que el hecho de que esos 200 millones de personas se autorreconozcan es importante porque resulta de un proceso de incorporación de la variable afrodescendiente en los censos nacionales, que no existía antes del año 2000.
Para impulsar el reconocimiento de los afrodescendientes como un grupo específico cuyos derechos humanos deben promoverse y protegerse, la Asamblea General de la ONU proclamó el periodo de enero de 2015 a diciembre de 2024 como el Decenio Internacional de los Afrodescendientes.
Tres ejes
El Decenio ha centrado su plan de acción en tres ejes: reconocimiento, justicia y desarrollo.
A poco más de dos años de que termine el Decenio, Murillo Martínez hace una revisión de los avances:
“El reconocimiento de los afrodescendientes como sujeto colectivo de derecho internacional considerado en el sentido más amplio. Ese reconocimiento de sujeto de derecho internacional y esa visibilidad estadística, el autorreconocimiento de los afrodescendientes, la emergencia de su acción colectiva en el Decenio ha significado la oportunidad de una instancia de cohesión para la acción colectiva”, afirma.
El experto menciona también la sensibilidad a nivel de los países y de la sociedad en su conjunto, que logró su punto de inflexión tras el asesinato de George Floyd en mayo de 2020 en Estados Unidos, al igual que la visibilización de los impactos desproporcionados de la pandemia de COVID-19 en la población afrodescendiente.
“El rechazo a nivel global ha sacudido la conciencia colectiva y yo diría que hoy el Decenio Internacional de los Afrodescendientes y la confluencia de esos factores que se retroalimentan constituyen un avance importantísimo en el nivel de reconocimiento de los Estados”, apunta.
En materia de justicia, señaló que muchos países han venido avanzando de manera progresiva en la adopción de leyes de reconocimiento étnico orientadas a alcanzar la igualdad de oportunidades que contienen medidas de acción afirmativa en cuotas.
Con respecto al desarrollo, Murillo Martínez refirió que está bastante rezagado y que los desafíos son mayúsculos, como es patente en los indicadores sociales y económicos.
Por ello, considera que para que los países puedan cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, tendrán que implementar medidas “que remuevan las causas profundas del racismo y la discriminación racial contra los afrodescendientes”.
Otro de los grandes logros del Decenio es que ha impulsado el debate, por ejemplo, con la proclamación del Día Internacional de los Afrodescendientes y el establecimiento del Foro Permanente sobre los Afrodescendientes.
Reparación
“En esta fase de reconocimiento de los afrodescendientes, hoy no hay discusión de que fuimos víctimas de la trata transatlántica de la esclavitud y continuamos siéndolo de sus consecuencias. ¿Cómo avanzar en la reparación? Hay que hacerlo en tres ámbitos: reparación moral, reparación espiritual y reparación material”.
En el aspecto moral, indica que la Santa Sede hizo una declaración unilateral en 2016 comprometiéndose a formular, en colaboración con los voceros de la población afrodescendiente una suerte encíclica papal en la que se reconozca el papel de la iglesia católica en la trata transatlántica y la esclavitud.
Por lo que respecta a la reparación espiritual, cita que los países están avanzando en la restitución de los objetos que fueron sustraídos durante el proceso de esclavización en la colonia de países africanos y pueblos afrodescendientes en las distintas regiones. Por ejemplo, Bélgica, Francia y Alemania han creado comisiones de reparación centradas en la reparación espiritual y moral, “pero que tienen que dar también un paso al frente en la esfera de la reparación material”, enfatiza.
Refiere asimismo, que algunas universidades en Estados Unidos “han reconocido que mucha de su riqueza proviene de la trata transatlántica y la esclavitud o que se beneficiaron de ésta, como acaba de hacerlo hace poco más de un mes la Universidad de Harvard al crear un fondo de alrededor de cien millones de dólares orientado a las reparaciones a partir de ese reconocimiento”.
El Banco Mundial también avanzará en la creación de un fondo para el desarrollo de los afrodescendientes en la categoría de la reparación material.
Como integrante del Foro, el experto, además, ha presentado otras propuestas:
“He exhortado al Estado panameño a que destine, uno, dos, tres días, equis número de los peajes que reciben por el tránsito del canal de Panamá para que el dinero vaya a un fondo de reparación de los afrodescendientes, que creó la Organización de los Estados Americanos (OEA), con la intención de que por esa vía se detone la posibilidad de que otros países, ciudades y empresas portuarias en América Latina donde se constata una interseccionalidad entre población afrodescendiente, pobreza y puertos, puedan contribuir a fondos de reparaciones a nivel nacional, regional o internacional en favor de los afrodescendientes”.
Comercio triangular
Murillo Martínez recuerda que las personas esclavizadas eran traídas de África a América, donde generaban la riqueza que se iba a Europa, dando lugar a un comercio triangular “que es la base del capitalismo actual”.
Por ello, también a través del foro, ha sugerido que se implemente “una especie de tratado de libre comercio sui generis” orientado a resignificar ese comercio triangular al reconocer el papel de los afrodescendientes, de la trata transatlántica y de la esclavización en ese terreno y que, como parte de los mecanismos de reparación histórica, “se otorguen ventaja y beneficios arancelarios a la circulación de productos y se creen opciones de desarrollo, incentivando el comercio en clave de reparación histórica”.
Realidad oculta hasta este siglo
Otros grupos y pueblos han logrado reconocimiento y justicia antes, ¿por qué la demora en la búsqueda de mecanismos de justicia y reparación en el caso de los afrodescendientes?
“Antes de la conferencia de Santiago en el 2000 y de Durban en 2001, era una realidad oculta que volaba por debajo del radar. Los países de América Latina se escudaban en el mestizaje y desconocían la realidad de la diversidad y la presencia de afrodescendientes. La invisibilidad y negación sistemática e histórica a nivel de los Estados de la población afrodescendiente explica los rezagos que encontramos en diversos ámbitos, incluido el de su participación en los foros internacionales.
Pero el rumbo se va corrigiendo, añade: “Felizmente estamos avanzando en la dirección correcta y eso es lo más importante. No éramos reconocidos como sujetos de derecho internacional, hoy ya lo somos y el Foro Permanente es un reflejo de los avances en esa dirección”.
Otro logro tangible es la celebración del Día Internacional de los Afrodescendientes, instaurado por la Asamblea General de la ONU en diciembre de 2020, que rinde homenaje a las contribuciones de la diáspora africana. La jornada se celebró por primera vez el 31 de agosto de 2021.
Impulsar una declaración sobre los derechos de los afrodescendientes
Para la conmemoración de este año, Pastor Elías Murillo Martínez invitó “a la sociedad civil, a los Estados y a todas las partes interesadas a sumarse al propósito de la ONU, del Foro Permanente sobre los Afrodescendientes y del Grupo Intergubernamental de Seguimiento a Durban de avanzar hacia una declaración internacional sobre los derechos de los pueblos de los afrodescendientes”.
Dicha declaración ya está en proceso y en octubre próximo se iniciarán las discusiones, por lo que el experto tiene confianza de que se apruebe antes de que termine el Decenio Internacional.
“Estoy persuadido, hoy más que nunca, y ese es mi mensaje central, de que la lucha contra el racismo y la discriminación racial, en particular en lo que concierne a los afrodescendientes, es un propósito irreversible y multirracial”, concluyó.