Los migrantes y refugiados deben incluirse en los sistemas sanitarios de todos los países

El doctor Keny y sus compañeros forman parte de la asistencia médica de la OIM a la población migrante y refugiada en Huaquillas. (Ecuador).
OIM/Ramiro Aguilar Villamarín
El doctor Keny y sus compañeros forman parte de la asistencia médica de la OIM a la población migrante y refugiada en Huaquillas. (Ecuador).

Los migrantes y refugiados deben incluirse en los sistemas sanitarios de todos los países

Migrantes y refugiados

En la actualidad, el 12,5% de la población mundial es migrante; sin embargo ese colectivo es uno de los más vulnerables y desatendidos en muchos países, apunta un nuevo estudio de la agencia sanitaria mundial, que urge a una acción coordinada para que esas personas cuenten con servicios de salud adecuados.

Millones de refugiados y migrantes viven en situación de vulnerabilidad y tienen peor salud que la población de sus países de acogida, sobre todo cuando sus condiciones de vida y de trabajo son deficientes, alerta un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) divulgado este miércoles.

En el mundo de hoy, una de cada ocho personas, o 12,5% de la población global, es migrante, es decir, hay casi mil millones de personas que viven en un país diferente al propio, pero esto no se refleja en los servicios de salud a los que tienen acceso.

“La condición de migrante afecta enormemente la salud y el bienestar y los refugiados y migrantes continúan siendo uno de los grupos más vulnerables y desatendidos en muchos países”, recordó el director de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, en la presentación del estudio.

La migración es una constante en la historia humana. Por elección o por necesidad, el desplazamiento es parte de la vida de las personas independientemente de las causas, el contexto, el origen o la situación que las llevan a emigrar.

“Vivimos tiempos difíciles. La concurrencia de enfermedades, hambrunas, guerras y el cambio climático amenaza la seguridad de la población mundial y ejerce una presión sin precedentes sobre nuestras sociedades y economías”, dijo el doctor Tedros, refiriéndose a los desarraigos masivos de población que se registran actualmente.

Además, la pandemia de COVID-19 sigue afectando de forma desproporcionada la salud y los medios de subsistencia de los refugiados y los migrantes y expone a dificultades específicas a los trabajadores migrantes, recalca el documento de la OMS.

Personal de ACNUR asistiendo a una persona migrante en el Estadio Olímpico de Tapachula, Chiapas, en noviembre de 2021.
Luis Arroyo/CINU Mexico
Personal de ACNUR asistiendo a una persona migrante en el Estadio Olímpico de Tapachula, Chiapas, en noviembre de 2021.

La salud es un derecho humano

En este contexto, Tedros hizo hincapié en que “la salud es un derecho de todos los seres humanos en todas las circunstancias y los refugiados y migrantes también merecen que se les ofrezca cobertura sanitaria universal”.

El informe destaca el cambio climático y el aumento de los conflictos como los principales factores de la migración en este momento, y detalla que el impacto del calentamiento global antropogénico afecta ya el 80% de la superficie del planeta, donde vive el 85% de la población mundial, agregando que las proyecciones indican que 200 millones de personas más se verán obligadas a desplazarse de aquí a 2050.

La OMS plantea que el desplazamiento y la migración son determinantes clave de la salud de los refugiados y los migrantes, y que también afectan a las poblaciones de los países a lo largo de la ruta migratoria.

Muchos migrantes y refugiados sufren afectaciones de salud mental durante su viaje, por lo que precisan servicios psicoterapéuticos.
OMS/Ploy Phutpheng
Muchos migrantes y refugiados sufren afectaciones de salud mental durante su viaje, por lo que precisan servicios psicoterapéuticos.

El mundo no está preparado para los movimientos de población

Las personas cruzan las fronteras por diversas razones, desde huir de desastres naturales, conflictos y un clima cambiante hasta buscar mejores perspectivas económicas, experiencias culturales y educación. A pesar de que estos movimientos son, en gran medida, predecibles, el mundo también puede verse falto de preparación para gestionarlos, como lo ha demostrado la pandemia de COVID-19, señala.

Por lo tanto, subraya el texto, el cuidado de los refugiados y los migrantes es esencial para la salud de todas las personas.

La OMS explica que no se pueden hacer generalizaciones en cuanto a las condiciones y riegos sanitarios debido a que las características migratorias varían mucho según las rutas y los métodos de viaje, los motivos del desplazamiento y la migración, y las características demográficas. Todos estos, aspectos que afectan la salud.

Las vacunas COVID-19 se están administrando en las comunidades que acogen a los refugiados, como Fort Portal, en Uganda.
© UNICEF/Maria Wamala
Las vacunas COVID-19 se están administrando en las comunidades que acogen a los refugiados, como Fort Portal, en Uganda.

Las necesidades de salud cruzan las fronteras

La agencia señala que si bien muchos refugiados y migrantes gozan de una salud relativamente buena, entre ellos también hay niños y ancianos, personas con discapacidades e individuos cuya salud ha sido afectada por el viaje o las condiciones en su país de origen. Otros pueden enfermarse en el país de acogida, tener hijos o lesionarse en el trabajo, añade.

“Estas necesidades de salud cruzan las fronteras, pero muchos países restringen la cobertura de salud dependiendo de la situación migratoria, por lo que el seguro médico y los servicios de salud pueden ser limitados y los gastos directos por los servicios que no son de emergencia pueden ser prohibitivos”, dice el estudio.

No obstante, la OMS afirma que el problema se puede resolver abordando las desigualdades en la atención a los refugiados y los migrantes y tomando medidas para atajar las causas que influyen negativamente en su salud, como la falta de educación sanitaria o de servicios adecuados para la edad, el sexo y la situación migratoria de cada persona.

Lwin Lwin Kyi (izquierda), es una migrante birmana que trabaja como voluntaria en el sector salud para la respuesta al COVID-19.
OMS
Lwin Lwin Kyi (izquierda), es una migrante birmana que trabaja como voluntaria en el sector salud para la respuesta al COVID-19.

Miembros productivos de la sociedad

“Los refugiados y los migrantes pueden convertirse en miembros productivos de los países que los acogen siempre y cuando existan políticas y prácticas que promuevan su salud”, asevera el documento.

La publicación indica que es preciso reorientar los sistemas de salud para que todos sus servicios y programas atiendan a los refugiados y los migrantes, ajustándose a los principios de la atención primaria y la cobertura sanitaria universales.

Para este propósito, se necesita que los países, las instituciones y los investigadores implementen con celeridad las medidas e inversiones que hagan falta para supervisar y mejorar la salud de los migrantes, de conformidad con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que pugnan por promover la salud, proteger a la población de las enfermedades y centrarse en las personas más vulnerables y desatendidas.

La salud no comienza ni termina en las fronteras de los países, pero los servicios de salud y las protecciones sociales sí: la salud pública debe incluir a los refugiados y los migrantes”, enfatiza la Organización Mundial de la Salud.